Los orígenes del patinaje se remontan a
los tiempos en que el hombre ataba a sus pies huesos de animales para
deslizarse con ellos sobre el hielo y poder cruzar los lagos y arroyos
congelados durante los meses de invierno. Con el tiempo, este método
de transporte se convirtió en una diversión popular
para todas las clases sociales. Vértigo y plena sensación
de libertad, están garantizados con la práctica de este
deporte. En la ciudad, la Laguna del Diablo se congela en invierno
conformando una pista natural, ideal para la práctica del
patinaje.
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